martes, 13 de julio de 2010

Sanfermines 2010

¿Se permite escribir que El Fandi anda cada día mejor?

Novena de abono
13 de julio de 2010
¿Decir que El Fandi anda cada día mejor será políticamente correcto? Pues, quién sabe, a lo mejor la cátedra se rasga las vestiduras. Es consecuencia de esa dichosa manía, tan acendrada del mundo del toro, de colocarle a cada cual un cliché, del que no se librará ni en la cuarta reencarnación. El hecho de que la manía se mantenga de década en década no la convierte en verdad; sólo le da más antigüedad.
Pues mire usted por dónde, hay que escribir que El Fandi –hoy, de verde manzana y oro--  anda cada día mejor. Maneja muy bien el capote, pero con la muleta cada vez está más poderoso y templado. Y además, presenta los engaños de verdad y con la espada es un cañón. ¿Qué no tiene duende? Toma, como el 95% del escalafón, figuras incluidas. Pero tiene otras cosas: oficio bien aprendido, muñecas dispuestas a pulsear a los toros, valor para no tener que salir a respirar cada dos muletazos…. Y a propósito hago caso omiso del tercio de banderillas. Si algo hubiera que reprocharle hoy sería que no luche por quitarse de encima el cartel de mediático, que a la postre está siendo demoledor.
De todo ello dejó constancia  esta tarde en Pamplona, ante su primer toro, un buen ejemplar de El Pilar al que entendió desde el primer momento hasta el último. Se le concedieron las dos orejas, pero eso no es lo importante; lo importante es cómo estuvo. Sobre todo toreando con la mano izquierda con temple y con largura. El quinto, en cambio, fue de otro tenor, sobre todo porque se vino abajo ya en la primera vez que el torero le pudo con la muleta.
La corrida de El Pilar, cumpliendo toda ella en presentación, fue sin embargo desigual, con un sexto toro que era un camión. Además del mencionado segundo, tuvo otros dos toros buenos para el torero: el cuarto, que tenía un son magnífico y el ya citado grandullón que cerró la corrida. El primero fue eso que se dice ni fu, ni fa; el tercero no permitía más de tres muletazos seguidos y el quinto, como queda dicho, se acabó antes de empezar. Pero no es mala proporción esa de tres de seis, tal como está la cabaña de bravo.
Más recuperado pareció El Cid,  vestido hoy de caldera y oro. En especial con el excelente cuarto, al que cuajó series a su antigua usanza, sobre todo con la mano izquierda. Nos recordó a El Cid de siempre, el que ya se tiene que asentar, dejando atrás esa mala noche en una mala posada que ha sido su bache. Bienvenida sea la nueva etapa.
Completó cartel el animoso manchego Miguel Tendero –de azul marino y oro--, que no termina de encontrar su sitio en el nuevo escalafón. En Pamplona no lo encontró.  Eso sí, se mostró muy animoso con el tercero de la tarde y realizó un esfuerzo digno de reconocimiento con el sexto. Pero a ambos los mató peor imposible, perdiendo algún premio orejil, que le habría venido muy requetebién.

© Antonio Petit Caro

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